viernes, 6 de enero de 2012

GASTAR O NO GASTAR, CODO O AHORRADOR...







Hablando de finanzas personales, a última fechas y después de cursar tres semestres de finanzas, me ha dado por aplicar lo que he aprendido, poco o mucho, pero muy bueno para el futuro, nuestro futuro personal. ¿Alguien recuerda la fabula de la cigarra y la hormiga de Jean de la Fontaine?


Hace unos dias encontré un artículo y me pareció interesante, empezaba así:

“Quizá has conocido a alguien que se preocupa, a veces excesivamente, de gastar sólo en lo estrictamente necesario”, no diré que me quedo como anillo al dedo la frase, pero sí que algo tengo de eso.

Decía que los “gastoréxicos” son personas obsesionadas por gastar siempre en lo correcto. Que su estilo de gastar no los hace sentir culpables, pero que tienen sus dudas respecto a que por no gastar un peso más pueden estarse perdiendo de la diversión que los demás “despilfarradores” tienen por gastarse su quincena en un fin de semana. Habla de un caso en especial, una persona de nombre Raúl:

“Los jueves y viernes nota que hay mucha gente que espera ansiosamente ejercer lo que entendemos por diversión, como pagar alimentos caros en compañía de amigos (cuando eso podría hacerse por una fracción del costo en la sala de una casa). Para Raúl, gastar 1,000 en una comida no deja buen sabor de boca. Después de gastarlos me siento como si hubiera matado a un perro”.

Decidir en qué gastar el dinero, nuestro dinero, no tiene nada de malo. Es bueno evaluar qué beneficio obtendríamos de ese gasto y si es el tiempo adecuado para hacerlo.

En mi caso particular, la intención era comprarme un coche para cuando entrara a la Licenciatura, así que dos años estuve ahorrando mis quincenas. Hubo muchas tentaciones y muchas ganas de desistir sobre todo cuando mi hermana decía: hay ofertas en tal tienda, en la zapatería tal te hacen descuento, ya cómprate el coche que sea, que coda eres, y podría seguir con sus frases celebres, pero esas son las más representativas. Y, después de dos años, pude comprarme mi rápido y furioso, sobra decir que mi hermana quedo sorprendida de que lograra mi objetivo.

El artículo continúa con algo que a todos nos ha pasado, las comidas divididas, entre amigos, en partes iguales, no pude evitar recordar un capitulo de Friends, si ya sé que otra vez lo pongo de ejemplo pero es que es increíble esa serie:

Sucede en las primeras temporadas, Rachel tiene poco de ser independiente de sus padres, Phoebe no gana mucho siendo masajista y Joey esta en sus primeros pasos como actor y no tiene un ingreso fijo. Por otro lado, Ross acaba de obtener su base como profesor de la universidad, Chandler tiene un ascenso en su muy bien pagado trabajo y Monica logra ser la chef principal en el lugar donde trabaja. Con esta última noticia de Monica deciden irse a cenar a un lugar “nice” para festejar. En un momento dado se quedan solos Rachel, Phoebe y Joey comentando que es poco el dinero con el que cuentan y apenas les alcanzara para pagar la renta y demás gastos fijos que tienen, así que deciden ir a festejar pero comerán algo barato.

Llegan al restaurante y empiezan a ordenar, el “trío rico” (Monica, Chandler y Ross) ordenan unos buenos cortes de carne y una langosta, el “trío pobre” (Rachel, Phoebe y Joey) busca en el menú algo lo suficientemente económico para no desordenar su limitado presupuesto, así que es una sopa, una ensalada y una micro empanada (como las que le gustan a mi pal). Al final de la cena, y como era festejo para Monica, comienzan a repartir la cuenta en partes iguales. El trío pobre se queda algo confuso ya que ellos solo comieron algo ligero que no rebasaba los 10 o 15 dólares, pero la cuenta al ser dividida dice que les toca de 50 a 60 dólares. Ante esta situación el trío pobre decide hablar, y defiende su derecho a no pagar más de lo que consumió. El trío rico dice que está bien no hay problema pero que siempre lo habían hecho así, dividir la cuenta. Después de algunas frases deciden ser honestos, la realidad es que tienen poco dinero y no les alcanza para lugares “nice” en estos momentos, y esperan que entiendan, porque si no se disciplinan en sus gastos no la van a hacer.

Al final, como buenos amigos, el ser honestos les reditúa que sean comprendidos y que para la próxima se hable antes de hacer planes, sobre todo cuando entre el factor economía en juego.
Siguiendo con el ejemplo de Raúl: “en su última cita a ciegas, organizada por un amigo suyo, quedó de ver a la chica en una cafetería muy de moda. Él no quiso café; ella sí, así que ella misma se lo compró. Platicaron, intercambiaron historias y números de teléfono; no hubo química y en la despedida, quizá para cerrar la plática con una frase casual, ella le comentó que 25 pesos por el valet parking le parecían demasiado. Por eso no tengo coche, respondió él. El marcador fue: chica 50 pesos gastados (por lo menos), Raúl, cero. A él le pareció lógico no tomar café y no tener coche para no pagar. Pero, ¿qué habrá pensado ella? La duda no duró mucho tiempo. A las dos cuadras, ella le llamó para decirle que era un tacaño”

La palabra tacaño o codo implica el no compartir nada, ver la necesidad y no permitirse el deseo de ser generoso. Gastoréxico, en cambio, dice al artículo, “es el que se obsesiona por gastar correctamente, y no porque sea miserable, sino porque leyó en alguna parte que hay que ahorrar para el retiro”, pero, ¿qué pasa con el presente?

El presente sigue siendo un gasto pensado, el dividir la quincena como lo recomiendan los expertos en finanzas personales, y darse un gusto de vez en cuando, quizá el único pero sería la vida social, ¿dónde queda?, pero también puede ser una vida social pensada y organizada, no lo crees?

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