miércoles, 7 de diciembre de 2011

SILENCIO VS RUIDO



Espero ahora si me entiendas…




Existen personas que no les gusta el silencio, no les gusta quedarse solos con sus pensamientos o con su conciencia, que prefieren todo el caos del ruido antes de sentarse y verse a través de sus pensamientos. Eso le pasa a un compañero de trabajo, he llegado a la oficina y encuentro el radio y televisión a todo volumen y el sentado leyendo el periódico. ¿Cómo puedes concentrarte a leer con semejante escándalo?... no me gusta estar en silencio, fue su respuesta.
Será necesario que alguien les diga qué hacer, en qué pensar, hacia dónde cambiar, de qué hablar cuando haya un silencio “incomodo”. Esto quizá sería tanto como que alguien más se haga cargo de algo que es responsabilidad de cada quien y que se antoja muy pesado asumir esa tarea.
La responsabilidad no es, en ninguna manera, de un psicólogo, de un amigo, de un hermano o de alguien más; es de uno mismo, ordenar y darle sentido a nuestros pensamientos, sentarme y asumir la responsabilidad de lo que pienso y luego hago, construir escenarios posibles y hasta imposibles.
Leí en una columna que la mejor manera es “observarse, escribir en una libreta, si la memoria falla (ese es mi caso), los eventos trascedentes de bienestar y malestar pero no solo de una semana sino de toda la biografía personal. A darse cuenta de que detona la tristeza, el enojo, la indiferencia o el amor”; muchos hombres dirán, fácil para las mujeres “sus dias”, pero no.
Decía también “salirse unos minutos de la película personal, congelar la escena y analizarla, ¿Qué papel estás representando, qué palabras dices, qué pensarán de ti los otros, cómo los haces sentir, qué aportas o no a esa película, qué te mueve? ¿La venganza, el amor, la búsqueda de la justicia, la ansiedad, la ambición, el hambre de reconocimiento?”… Mucho en que pensar, no?
Los pretextos, como el de mi compañero, es de que les falta tiempo, o tengo otras cosas en que pensar, cosas de trabajo, nada personal. ¿Sera tan terrorífico quedarse solo con uno mismo en silencio?
Quizá tendremos una parte mecánica y otra práctica. La mecánica quizá es esa, la del trabajo, que hace todo como rutina, y resuelve problemas de la forma más rápida, reaccionando mecánicamente. Y la parte practica (que podría ser también la parte sensible), es la que siente, reflexiona, la que aprende de los errores (toma lo bueno y desecha lo malo). Quizá es la parte que solo aparece cuando es urgente organizar nuestros pensamientos, o tenemos esos silencios para aprovecharlos.
Para muchas personas es muy difícil, o incluso imposible, hablar con sí mismos porque apenas empiezan y buscan algo en que entretenerse o evitar estar en silencio, pero se están perdiendo de todo lo que pasa en su interior, de los sueños, fantasías, deseos, miedos, recuerdos e ideales a alcanzar si pudieran darse la oportunidad de pensar en todo eso y después compartirlo con alguien más.
Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de estar en una clase de creación literaria y era increíble las narraciones que podíamos escribir con tan solo media hora de estar en silencio, concentrados, con libreta y lápiz. Después pasaban por mí y todo el camino a casa era ir contando lo que acababa de escribir.
Decir que en un día, semana o mes, no nos pasa nada o algo relevante es difícil de creer, siempre está pasando algo en nuestro exterior que se refleja en nuestro interior o viceversa, y todo eso nos pertenece.
Otra forma de compartirlo, sin incluir a nadie, es un diario (aunque se oiga cursi o te lo imagines de pasta rosa con florecitas) y así evitas tener que contárselo a alguien. Esto debí hacerlo hace bastantes años, porque sufro de falta de memoria a largo plazo, me es casi imposible recordar todos mis años escolares.
Hay personas que tienen o tenemos mucho que contar, pero no sabemos cómo hacerlo, es más fácil hablar de lo que le pasa a otros, de lo que piensan o sienten, de sus logros, antes de hablar de uno mismo. O cuando nos dan la pauta para hacerlo, inmediatamente buscamos la salida más fácil y regresamos la atención hacia el otro. Algunos más toman de compañero de silencio el alcohol, el cigarro , la televisión, la computadora o se llenan de compromisos, aunque a veces ni ganas de salir con tanto frio, que no dejan espacio para descansar.
“Verse es simplemente pausar el día. Preguntarse: qué siento, qué me preocupa, qué está sin resolver, qué cosas he dejado a medias, a quién he lastimado con mi proceder, qué promesas dejé sin cumplir, qué sueños he abandonado y quisiera retomar, cuál es el sentido de mi trabajo, de mi paternidad o maternidad, de mi relación de pareja, cómo me estoy relacionando con la gente que me rodea, qué tan generoso o avaro soy afectivamente...”
No es de esos discursos de fin de año, es simplemente saber que para estar bien con los demás, tienes que estar bien tu primero, como decía en un correo: ¿tu pareja te hace feliz?, no, mi pareja no me hace feliz… yo soy feliz, mi pareja comparte mi felicidad y yo la suya… simple, pero muy cierto.

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