martes, 19 de noviembre de 2013

CERCA O LEJOS...


 



Dicen que los constantes cambios en este mundo en el que vivimos afectan todos los aspectos de nuestra vida. Desde algo tan necesario como la tecnología o algo tan complicado como las relaciones. Sin embargo, he notado una tendencia que quizá no “cuadra” con todo esto.

Hace algunos días, en una serie, estaban los protagonistas en una cena, no romántica porque ya no son pareja quedaron como amigos. De repente, se quedan viendo, con ojos de amor eso es innegable, y el le comenta a ella: me estoy cansando de esta temporada de noviazgos; a lo que ella le contesta: yo también, te propongo que si en diez años estamos solteros nos casemos. A el le emociona la idea, se pone a negociar y terminan en solo esperar dos años.

El acelere de vida que se tiene en estos tiempos es impresionante, así como el querer hacer todo desechable, incluso las relaciones personales. Es brincar de brazo en brazo, por no decir de cama en cama, sin poder llamar novio o pareja a alguien en especial, ya que apenas lo vas conociendo, salen y en algún bar o antro se ligan a otro u otra. Y entonces, adiós… y el o la que sigue.

Hasta ahí podríamos considerar un panorama que creíamos general, pero no.

Afortunadamente, y más frecuente de lo que creía, las personas jóvenes y no tanto están buscando algo estable. Es cierto que a todos nos llega esa época de querer probar varias bocas, nadie lo niega, pero también es cierto que llega un momento que quieres tener a alguien que te apapache cuando llegas a la casa.

Pero que pasa también con las llamadas relaciones intermitentes. Las intermitencias consisten en interrumpir el amor y después volver a darlo.

Tomaremos esto de la intermitencia como separarse físicamente por semanas o meses ya sea por trabajo o por decisión personal. Y tengo un ejemplo muy cercano al respecto.

Se supone que los dos trabajan en el mismo lugar, ella en la parte administrativa y el en la operativa. El es divorciado, ella soltera y muy guapa.

Empezaron a tratarse, y se dio una “relación”. El único pero era que por su tipo de trabajo el estaba en la ciudad una semana cada dos meses, que repartía entre ella y sus hijos. O, de vez en cuando, ella se animaba a ir con el y aprovechar así un poco el tiempo para estar juntos.

Nos contaba lo cansado que era cuando lo acompañaba, eso sí conocía lugares, pero eso era todo, no se sabía que tan “feliz” podría ser teniendo una relación así.

Su grupo de amigos no sabía mucho al respecto solo lo que de repente se le escapaba a ella decir y una foto que se animo a mostrar, pero prometió que lo presentaría en la próximo reunión que organizaran. Todo mundo estaba a la expectativa, pero llego la noticia de que no vendría y ella lo había terminado. Cuando la vieron no podía aguantar mucho las lagrimas, pero supo que era lo mejor.

No se puede asegurar que el se haya enamorado de ella, pero ella sí estuvo a punto de empezar a hacer planes para estar con el como pareja. Quizá el tiempo de estar separados no le permitió a él valorarla; o saber que por solo verse una semana cada dos meses puede hacerte extrañar mas a esa persona y planear a detalle el poco tiempo que van a estar juntos. Y, quizá, buscar la manera de acabar con esa intermitencia para consolidar algo en un mismo lugar.

Dicen que la estaba buscando de nuevo, dicen que le hace llegar detalles.

El acelere de vida que se tiene en estos tiempos es impresionante, y los empleos son grandes comedores de tiempo. Pero porque no detenerse a pensar y planear una vida con esa persona que es especial para ti.





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