martes, 6 de agosto de 2013

GLEE, FRIENDS...



 
Existe algo que no puedo entender del todo, el ser un fanático. Hace poco me enviaron por correo un concierto de Michael Jackson, me acomode en la sala y le puse “play”. El espectáculo como tal es excelente: canciones, coreografías, sonido, escenario, en fin todo lo que eso implica. Pero si nos vamos a la parte de los fanáticos es otra cuestión, al momento de ver a su ídolo (que es adorado, le es rendido culto) es gritar, llorar, tirarse del cabello, desmayarse o, como la chava que subieron al escenario, abrazarlo al punto de casi asfixiarlo e hincársele para decirle que lo ama.


De ahí mi gran desconcierto, ¿qué es lo que hace alguien o algo para que las personas gasten cantidades escandalosas en boletos o viajen miles de kilómetros, duerman fuera de la taquilla por días (como dicen llueva, truene o relampagueé) para conseguirlos?


Vayamos un nivel abajo, es decir, el fan. El fan es alguien más tranquilo y selectivo, pero una vez “enganchado” es leal. Prefiere conocer antes de dejarse llevar por la fama o las opiniones de los fanáticos.  Además de los cantantes y/o actores, las series cuentan con un gran número de fans.


Yo soy una fan declarada de “Friends”. Pero esta vez le toca el turno a Glee  (traducción literal: Júbilo, por si tenían la duda).


GLEE es una comedia musical acerca de un grupo de chicos ambiciosos y talentosos que escapan de las duras realidades de la escuela secundaria al unirse a un coro en el que encuentran fortaleza, aceptación y, finalmente, su propia voz.


He visto varios capítulos de la serie, que en su primera temporada sorprendió a más de uno. La segunda temporada fue duramente criticada por falta de trama, e incluso la llamaron solo una sublevación de un karaoke. La tercera retomaron el camino de la primera y la cuarta está por terminar.


Ahora, ¿por qué hablar de fans y esta serie?


El domingo me toco ver la Glee Live! (la película) y ahí descubrí porque tiene tantos fans.


La película es un recopilado de números musicales de la serie intercalados con experiencias de los fans. De los que me llamaron la atención fue el chico que se identifico con la historia de Kurt.


Este chavo cuenta como le daba “miedo” declararse abiertamente homosexual, por las posibles consecuencias, sobre todo en la escuela, donde seguramente lo molestarían. Aunado a esto, estaba enamorado de un chavo de la escuela; para desahogarse escribía  todo lo que sentía y le gustaría decirle a este chavo.  Su mejor amigo conocía toda esta situación y un día, ante el sufrimiento de su amigo, decidió entregarle esa libreta al chavo del que estaba enamorado. Cuando supo esto le pidió recuperar la libreta y entonces la quemó.


Afortunadamente, cuenta, llego a su vida Glee y Kurt, supo que lo que sentía no era malo y tampoco  ser homosexual. Se inspiro en Kurt para tener la fortaleza y enfrentar al mundo, además del valor para hablar con el chavo que le gustaba.



Son más las historias que cuentan a lo largo del concierto, todas muy humanas. Lo mejor es que son fans que pueden obtener cosas buenas de la serie y aplicarlas en sus vidas, para bien.



Y una historia más surgió en estos días, la muerte de Finn (Cory Monteith), cosas que recordar, cosas que valorar… un abrazo para los fans de Glee y una plegaria por Cory.

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