Mi
mama me regalo una alcancía, que vimos en un tianguis de artesanías, era de un
puerquito muy simpático, lo cual era buena señal porque así no me pesaría
dejarle dinero para que me lo guardara en su gran “puerquecito”. Cuando lo
sentí bastante pesado, y estaba cerca mi cumpleaños, me puse a pensar que me
podría regalar con ese dinero y surgió la idea: el pasaporte.
Así
que me dedique a investigar todo el trámite para obtenerlo. Lo primero fue
entrar a la página de relaciones exteriores, reunir los documentos que pedían,
verificar vigencia y costos, y agendar la cita. Hasta ahí vamos bien… así que
justo el día de mi cumpleaños iba con mi pago, los documentos en original y copia, y las fotos que solicitaban.
Llegue
al mostrador unos minutos antes de mi cita, me dejaron pasar a la segunda de
mis filas, al revisar mis documentos hubo un detalle en el acta de nacimiento,
alguna firma o sello, y me pidieron que regresara con otra acta, pequeño
inconveniente, la ventaja es que vivo cerca de ahí y si tenía otra acta. Y de
regreso.
Todo
lo demás fue algo de rutina, revisar papeles, firmarlos, pasar a la foto… la
foto fue una falta grave de información, como suponía que con las fotos que
llevaba eran para el pasaporte (por eso
las piden tamaño pasaporte), y yo estaba en mis vacaciones del trabajo,
ese día iba prácticamente sin maquillaje y con mi playera de regalo de
cumpleaños, así que mi sorpresa y negativa a la foto tenía un sustento muy
bueno, nadie me dijo que me tomarían una foto digital y esa sería la que
pondrían en mi pasaporte. Después de varias filas y 6 horas, tenía en mis manos
el pasaporte.
El
siguiente paso era la visa. Digo si ya andaba en esto de los trámites y las
filas.
Para
la visa fue algo mas tardado. Lo primero era, igual que el pasaporte, entrar a
la pagina, verificar costo ($160 USD), documentos (todos los que le digan a los
gringos que no me quiero quedar en su país) y programar la cita. Pagar fue lo más
fácil (que raro!), porque hasta puedes pagar ahí mismo en la página con tarjeta
de crédito o correr al banco con la ficha que ya tienen lista. A continuación
programar la cita, que en realidad son dos citas; hay que elegir el lugar donde
quieres tramitar todo (yo elegí el D.F.), verificar la disponibilidad en los
dos lugares para las citas, la primera es para tomar impresión de tus huellas
digitales y la foto. La segunda es propiamente el trámite de la visa. Así
mismo, contestar bastantes preguntas respecto al motivo de tu viaje, el tipo de
visa que solicitas, el lugar adonde piensas ir (aquí te sugieren que solo
tengas idea de donde quieres ir, no que ya tengas comprado el viaje), tus datos
personales, en donde trabajas, cuanto ganas o como puedes solventar tu viaje,
que si eres terrorista y piensas unirte a las fuerzas del mal para hacerle daño
a su país, preguntas básicas.
Dos
días antes empecé a recabar todo lo necesario: constancias de la escuela,
estados de cuenta bancarios, recibos de nomina, de afore, y algunos otros
documentos que yo consideraba servirían para el propósito, con sus respectivas
copias (solo por si acaso, porque piden los originales). Mis citas eran el
jueves a las 4:30 pm en el CAS (Centro de Atención al Solicitante, en la calle
Hamburgo) y el viernes a las 10:30 am en la embajada sobre paseo de la Reforma.
El
jueves arregle con mucho detalle todos mis documentos, en orden y con clips de
colores, imprimí mis comprobantes de cita, verifique mi ruta y ahí voy. Me baje
del metrobus en la estación de Hamburgo y de ahí a buscar el numero, claro que
mi desorientación natural me hizo caminar dos cuadras en sentido contrario, corregí
el rumbo y ahora sí, encontré el numero pregunte desde que hora empezarían a
formarse los de mi horario y me fui a pasear un rato. Regrese 3:30 pm a empezar
mi segunda tanda de filas (la primera fue con el pasaporte). El de seguridad
con su gran megáfono decía: los de citas de 3:40, 3:50 y 4:00 fórmense a la
derecha sin pasar la línea amarilla, los demás háganse a un lado, y los que
están estorbando el paso de la banqueta desalojen. A las 4:00 p.m. toco el
turno de formarse a los de las 4:30 p.m., la primer indicación: coloquen su
hoja con código de barras y de confirmación de cita (que mandan por correo electrónico)
en medio del pasaporte. Empezamos a avanzar, llegamos a la puerta y la revisión
con detector de metales, después seguir la línea amarilla en el piso y llegar a
un mostrador donde está el lector de código de barras. Aquí es importante que
el código este claro porque si no lo lee te sacan de la fila y a reimprimirlo,
pero nada de desesperarse, afuera hay lugares donde te ayudan a corregir este
tipo de detalles por un costo proporcional a tu urgencia.
Enseguida
entras y te indican en que ventanilla te toca para la foto, nada de aretes si
eres mujer. Primero las huellas digitales y después la foto y para afuera.
Relativamente rápido.
Para
la segunda cita, y mi tercera tanda de filas, me fui un poco más tarde, digo ya
me sabia el caminito. Llegue justo a las 9:30 a.m. a la embajada, con mi sobre
de documentos que no se tocaron el día anterior. Cabe aclarar que es
recomendable no llevar celular a las citas, pero que si lo llevas tienen unas
bolsitas de plástico donde te lo guardan los de seguridad. La primera fila fue
en la banqueta, a un costado de la entrada principal de la embajada. Después
entramos a la calle que tienen cerrada para hacer mas filas, jajajaja, ahí ya
había un tejado, algunas bancas (llenas por supuesto) y lo que parecían
carriles para carreras donde nos teníamos que formar de nuevo. En seguida un
nuevo avance a un pasillo techado donde nos sellaron de nuevo la hoja del
código de barras y verificaron el pasaporte, hasta ahí íbamos relativamente
rápido, pero ahí mismo empezó una espera bastante cansada. Avanzábamos cada 20
o 30 minutos y solo algunos cuantos pasos.
Después
llegamos a la puerta para seguir a otro mostrador donde de nuevo revisaron el
código de barras y el pasaporte, engraparon un turno en la hoja y nos indicaron
que con ese número nos atenderían hasta la salida, que no moviéramos la hoja de
en medio del pasaporte. Otra fila más para pasar por el detector de metales y
los rayos x para cualquier cosa que llevaras. La chava que iba delante de mi le
hicieron quitarse hasta los zapatos porque cada vez que pasaba sonaba y sonaba
el detector. Lo siguiente fue sentarnos a esperar nuestro turno para verificar
la foto y tus datos. Ibas a un escritorio y ahí era cuestión de cinco minutos.
Te mandaban a otra fila para verificar huellas digitales y de nuevo a sentarte,
en la segunda larga espera, pero ahora sentados.
La
otra sala, donde ya eran las entrevistas, empezó a vaciarse conforme pasaban
los turnos, veíamos caras felices, caras de enojo y otras muy tristes, incluso
con algunas lagrimas. Mientras tanto empezábamos a platicar entre los que
estábamos ahí, todos conocían al menos una historia de terror donde el final
era la negación de la visa. La infinidad de papeles que llevaban para comprobar
su solvencia y estabilidad hacían ver mi sobre con mis tres documentos muy
inadecuado para la ocasión, pero bueno ya estaba ahí.
Por
fin nos pasaron a la otra sala, la de las entrevistas, y empezaron a avanzar
demasiado rápido los turnos. Antes de darme cuenta ya iban en el 730 y yo era
el 739. Decidí no pensar en nada; ni bueno ni malo. Respire profundo cuando
llego mi turno, llegue a la ventanilla entregue mi pasaporte, prepare mis
papeles y empezaron las preguntas: nombre, donde trabaja, cuánto gana, adonde
va, cuándo y por cuanto tiempo, cuánto tiempo tiene en su empleo, una pausa,
ahí suponía empezaría a pedirme todos los papeles que se le ocurrieran pero… me
entrego una copia media carta y me dice:
su visa esta aprobada entre 5 a 10 días hábiles estará en la paquetería que eligió.
ZAS! Eso era todo? Le pregunte. Si eso es todo que tenga buena tarde. Estaba en
shock y con una sonrisa en la cara. Tome mis papeles y me fui. Eran justo las
2:35 p.m. de ese viernes.
Muchas
personas me dicen que fue realmente “suerte” lo que me paso, porque no se
explican en realidad los parámetros que toman para decir que alguien tiene
aprobada su visa o no. Yo no puedo llamarle suerte, tenía todos mis documentos
preparados, hice el trámite al pie de la letra, llegue a tiempo, mi paciencia ayudo
mucho y conocí a personas muy interesantes en mis largas esperas. Lo único que
puedo agregar es que no pensé en nada y la verdad estuve rezando antes y mientras
estaba en la ventanilla; y hace rato me llego el aviso de la paquetería que ya tenían
el pasaporte con mi visa.