En esta ocasión les
contare de una experiencia de viaje que acabamos de realizar mi Pal y yo; está claro, desde mi punto de vista y
experiencia, ya que mi Pal diría en
algunos puntos “Me dejaste…”, “Así de fácil no
paso”, así que acarado ese punto comenzamos…esta es tercera…tercera
llamada.
Pues nos tomamos unas vacaciones
que como dirían “no sabemos si son justas, pero si necesarias”, y nos fuimos a Huatulco, Oaxaca;
esto pues sabíamos que aún era temporada baja y que no
encontraríamos tantos turistas y sobre
todo niños gritones…
Como parte de los lugares que
queríamos visitar se encontraba la
playa de Zipolite, es una localidad perteneciente al municipio de San Pedro
Pochutla. Por lo que se encuentra aprox. a unos 100 kilómetros de Huatulco, tendríamos
que tomar transporte para llegar ahí; bueno
quizás te preguntas que tiene de
especial este viaje o donde esta lo interesante…pues lo
interesante es que, esta es la playa oficial nudista de México en el Pacifico.
La aventura comienza al tomar un
camión en la “central camionera”, mismo que nos dejó en el entronque de Pochutla, y el
conductor muy amablemente nos dijo que tomáramos
otro transporte que nos llevaría, este
otro transporte resulto ser un taxi colectivo, que en otras palabras, es un
coche sardina donde entran mientras no roce el suelo el coche.
El camino es de bajada, hasta que
nos pregunta el chofer “¿a q
parte de Zipolite van?” y
nosotros “a la playa”, el conductor “si, pero a que parte?”, nosotros “pues donde podamos caminar para la playa”, pues en ese momento que se frena en
medio de una curva y dice “ah pues
bájense ya ahí está la
entrada y caminan”
Caminamos unos metros sobre una
calle y encontramos un letrero que decía “Zipolite Playa del amor” y pensamos que por fin habíamos llegado, pero ¿x q una entrada tan rustica? Bueno
pasamos y la playa al principio nada del otro mundo, según mis cálculos
tiene unos 2 kilómetros de largo, así que decidimos mejor empezar a
adentrarnos un poco, no quedarnos ahí mismo
en la entrada.
El oleaje es tranquilo, en unas
partes la arena es un poco más dura,
el sol cae a plomo y sentimos como quema, pero no hace tanto calor como podríamos pensarlo, el agua esta fría, por lo que al llegar a los pies te
refresca; Zipolite es una playa casi virgen, no hay grandes hoteles a la
orilla, únicamente pequeños hostalitos, restaurantes y algunas
otras cosas y justo detrás de
estos, pasa la calle principal de Zipolite, la única
por cierto que esta pavimentada. Mientras vamos caminando nos damos cuenta que
es una playa muy tranquila en cuanto al número de
personas que vemos, la primera persona que vemos es una chica en bikini tomando
el sol, lo que se nos hace raro, continuamos caminando y vemos nuestro primer
botero, parece que tuviese algunos días en
la playa pues la piel esta más que
bronceada, pero para nuestra misión, este
se encuentra desnudo, por lo que decidimos seguir caminando hasta donde se ve más gente dentro de la playa. Al
continuar caminando aparecen unas chavas en top less, bueno ya vamos viendo más de la playa, hay otros señores sin ropa en el agua, es extraño pasar y que verlos así, pero no se incomodan ni inmutan,
para eso están ahí.
Llegamos a una palapa a
sentarnos, resguardarnos del sol y volver a aplicar el bloqueador. Es un
ambiente tranquilo, atrás de
nosotros esta una mesa con gringos comiendo, de un lado está el que suponemos da clases de surf,
le dicen “águila”, me gusta su tatuaje en la espalda con el escudo nacional;
pedimos un agua de sandía y nos
ponemos bloqueador, ya que el sol car a plomo.
Ha pasado un rato desde que
llegamos por lo que de la nada y después de
haberlo pensado un poco y fríamente,
tomo la toalla y camino unos 30 metro de donde estamos en dirección a la playa, la extiendo sobre la
arena y me recuesto sobre ella, volteamos para ambos lados de la playa para ver
cuanta gente tenemos alrededor, en el agua unas cuantas personas, a mi derecha unas
chavas tomando el sol, lo impresionante es como todos tienen la, no sé si llamarlo “habilidad” de no
prestar atención a su alrededor o por lo
menos disimularlo muy bien, (obvio es una de las reglas de un tipo de lugares
así),pero todo están como si fuera cualquier otra playa;
ya habiendo revisado el terreno, procedemos a quitar el traje de baño y colocarlo junto, la sensación es extraña aunada a algunos pensamientos como: “como estar así en una playa”, “¿me puse bloqueador?”, la corriente de aire cruza
ligeramente y refresca gratamente, la sensación es
digamos… liberadora, procedemos a tostarnos
dando vuelta como quesadilla, es decir, por los 2 lados después de todo el bronceado debe de quedar
parejo no?
Como el sol quema es necesario refrescarnos
un poco, lo cual implica meterse al agua, lo cual implica tener que levantarse
jajaja, pues bueno ya estamos aquí así que “a darle
átomos”, primero
es levantarse y llegar al agua, teniendo las miradas sobre uno, pero bueno
llegamos al agua y parece que todo está bien, pasa
junto a mí una de la gringas que estaba comiendo atrás de nuestra mesa y tenemos q quedarnos quitos, no inmutarnos
como los demás; pues la experiencia es
rara al principio, entrando y saliendo de las olas, lo hemos logrado!!! Por lo
que regresamos a la toalla o volver a tomar un poco de sol, la primera parte ha
terminado, así que esperamos a estar secos,
ponernos en traje de baño y
regresamos al restaurant.
Esto es algo nuevo que nos toca
hacer en las vacaciones, después fue
el regresar, que nadie nos hacia la parada, además de
que los taxis que pasaban venían llenos,
hasta que uno de ellos si venia libre y pues adentro, lo hubiéramos caminado hasta el crucero donde
tomaríamos el camión, pero eran 10km de subida y andábamos con sandalias, lo cual iba a
ser muuuy incomodo, pero al final regresamos con bien y si, regresaría a esa experiencia.
La moraleja quizás pueda ser hacer cosas diferentes,
el hubiera no existe.
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