Existe algo que no puedo entender
del todo, el ser un fanático. Hace poco me enviaron por correo un concierto de
Michael Jackson, me acomode en la sala y le puse “play”. El espectáculo como
tal es excelente: canciones, coreografías, sonido, escenario, en fin todo lo
que eso implica. Pero si nos vamos a la parte de los fanáticos es otra
cuestión, al momento de ver a su ídolo (que es adorado, le es rendido culto) es
gritar, llorar, tirarse del cabello, desmayarse o, como la chava que subieron
al escenario, abrazarlo al punto de casi asfixiarlo e hincársele para decirle
que lo ama.
De ahí mi gran desconcierto, ¿qué
es lo que hace alguien o algo para que las personas gasten cantidades
escandalosas en boletos o viajen miles de kilómetros, duerman fuera de la
taquilla por días (como dicen llueva, truene o relampagueé) para conseguirlos?
Vayamos un nivel abajo, es decir,
el fan. El fan es alguien más tranquilo y selectivo, pero una vez “enganchado”
es leal. Prefiere conocer antes de dejarse llevar por la fama o las opiniones
de los fanáticos. Además de los
cantantes y/o actores, las series cuentan con un gran número de fans.
Yo soy una fan declarada de
“Friends”. Pero esta vez le toca el turno a Glee (traducción literal: Júbilo, por si tenían la
duda).
GLEE es una comedia musical
acerca de un grupo de chicos ambiciosos y talentosos que escapan de las duras
realidades de la escuela secundaria al unirse a un coro en el que encuentran
fortaleza, aceptación y, finalmente, su propia voz.
He visto varios capítulos de la
serie, que en su primera temporada sorprendió a más de uno. La segunda
temporada fue duramente criticada por falta de trama, e incluso la llamaron
solo una sublevación de un karaoke. La tercera retomaron el camino de la
primera y la cuarta está por terminar.
Ahora, ¿por qué hablar de fans y
esta serie?
El domingo me toco ver la Glee
Live! (la película) y ahí descubrí porque tiene tantos fans.
La película es un recopilado de
números musicales de la serie intercalados con experiencias de los fans. De los
que me llamaron la atención fue el chico que se identifico con la historia de
Kurt.
Este chavo cuenta como le daba
“miedo” declararse abiertamente homosexual, por las posibles consecuencias,
sobre todo en la escuela, donde seguramente lo molestarían. Aunado a esto,
estaba enamorado de un chavo de la escuela; para desahogarse escribía todo lo que sentía y le gustaría decirle a
este chavo. Su mejor amigo conocía toda
esta situación y un día, ante el sufrimiento de su amigo, decidió entregarle
esa libreta al chavo del que estaba enamorado. Cuando supo esto le pidió
recuperar la libreta y entonces la quemó.
Afortunadamente, cuenta, llego a
su vida Glee y Kurt, supo que lo que sentía no era malo y tampoco ser homosexual. Se inspiro en Kurt para tener
la fortaleza y enfrentar al mundo, además del valor para hablar con el chavo
que le gustaba.
Son más las historias que cuentan
a lo largo del concierto, todas muy humanas. Lo mejor es que son fans que
pueden obtener cosas buenas de la serie y aplicarlas en sus vidas, para bien.
Y una historia más surgió en
estos días, la muerte de Finn (Cory Monteith), cosas que recordar, cosas que valorar…
un abrazo para los fans de Glee y una plegaria por Cory.
No hay comentarios:
Publicar un comentario